“Hoy recuerdo con mucho cariño todos los momentos que logré compartir junto a ti. Esos momentos llenos de risas y felicidad, son los que mantienen tu alma viva y junto a la mía. Hoy se cumple un año más de tu partida. (Hijo)”

A un año de su lamentable partida, este lunes familiares, autoridades, amigos, legisladores y compañeros de trabajo unieron sus recuerdos en torno a la figura del emblemático médico que siempre con una sonrisa y con la calidad humana que le caracterizó, atendió a quienes en la sede del Poder Legislativo se le acercaron para pedirle una consulta y dentro de estos se encuentran trabajadores del Legislativo y más de un periodista que se sentía mal de salud. Y los recuerdos por el cariño que derramó en su paso por esta vida se unieron en la conmemoración del primer aniversario luctuoso del Doctor Francisco Lunar Vargas, quien falleció en el cumplimiento de sus responsabilidades al atender pacientes contagiados de COVID-19.
Los recuerdos fluyeron libremente, nostálgicos y una lágrima se escurrió en más de uno de los que acudieron a la ceremonia religiosa que se llevó a cabo en la Parroquia de San José ubicada en el primer cuadro de la ciudad de Morelia; ahí su hijo Francisco Lunar Pedroza, su hermano Rogelio Andrade Vargas (Dirigente del STASPLE) sus nietos, familiares y amigos, recordaron al padre, al abuelo, al hermano, al doctor y al amigo, el cual siempre fue solidario y extraordinaria persona recordaron al que fuera un reconocido médico que brindó atención en el Hospital Civil de Morelia, así como en el Congreso del Estado desde hace algunas legislaturas atrás.

“No sé cuántas lágrimas acariciaron mi cara cuando te fuiste, pero ahora sé que cada lágrima era un agradecimiento por haber podido pasar tantos años contigo (HERMANO)”,

Musitó Andrade Vargas por cuya mente pasaron aquellos gratos momentos, los juegos fraternos y los sueños que compartían de cara a lo que serían en el futuro, un futuro que se fraguó Francisco Lunar Vargas, soñando siempre con vestir de blanco, esa bata que le identificaría y le permitiría ayudar a muchas personas desde la noble profesión que distingue al médico, al buen médico.
Andrade Vargas recordó fraternalmente a su hermano, enalteciendo la noble labor que desempeñó hasta sus últimos días, anteponiendo siempre las necesidades de la población, además de ejercer su profesión a cabalidad con la convicción de servicio.
Durante la ceremonia, el sacerdote reconoció la necesidad de preocuparse por el alma y la espiritualidad, poniendo también importancia a la religiosidad, procurando contar con un guía por el camino de la fe hacia la vida eterna.

Señaló que se debe ser conscientes de que no se puede llegar a la vida eterna sin el dolor en la existencia misma, pues el dolor es parte natural de la vida, quién no quiera sentir dolor, no quiere ser humano, dijo.
