La actual situación de violencia e inseguridad que padece nuestro estado de
Michoacán nos hacen reflexionar la necesidad de contribuir todos a la Construcción
de la Paz y la Reconciliación. Ante esta triste realidad es preciso prever e integrar
estrategias, ya que es importante considerar que se está generando una cultura de
violencia, que está promoviendo un estilo de vida con sus expresiones muy propias,
que va abriéndose paso en los diferentes sectores de la sociedad.
Estamos viviendo un momento muy importante y de trascendencia para
nuestro estado de Michoacán, para la Iglesia Católica y las demás iglesias, para las
organizaciones e instituciones de la sociedad civil, y de manera muy especial para
todos los que vivimos en este Estado.
El pasado 17 de septiembre, de manera virtual, nos reunimos en Sesión
Solemne, para la toma de protesta de los nuevos miembros del Consejo
Michoacano para la Construcción de la Paz y la Reconciliación. Como instituciones:
la Iglesia Católica, el Consejo Interreligioso, el Gobierno Federal, el Gobierno
Estatal, municipios, organismos civiles, instituciones educativas y ciudadanos
interesados en mejorar las condiciones sociales de paz y reconciliación en nuestro
estado, unimos nuestras fuerzas, para hacer frente a los efectos que tiene la
inseguridad y la violencia que vivimos los michoacanos.
El Comité Directivo ha tenido a bien nombrarme presidente del Consejo
Michoacano para la Construcción de la Paz y Reconciliación. Quiero en esta
oportunidad agradecerles por la confianza que me han manifestado para que yo
presida este Consejo. He propuesto dos aspectos para hacer un camino conjunto
como Consejo Michoacano: civilidad y diálogo. La civilidad es que todos nos
aceptamos como somos; construyamos una sociedad que nos de identidad y que
tengamos como instrumento el diálogo que será lo fundamental para ir
construyendo una sociedad más fraternal, humana y en Paz.
Con la creación de este Consejo, estamos atendiendo el llamado que nos hace el
Papa Francisco en la nueva encíclica que firmará y dará a conocer el próximo 4 de
octubre en el Templo donde reposan los restos de San Francisco de Asís, la cual
se titula “Fratelli tutti”. El documento versará “Sobre la fraternidad y la amistad
social”, que se inspira en el título de los escritos de San Francisco: “Miremos, todos
los hermanos, al buen pastor que sostuvo la pasión de la cruz para salvar a sus
ovejas”. (Admoniciones, 6, 1: FF 155)
La llamada es a crear un ambiente de cordialidad y amistad, para generar
una cultura de paz, que promueva los valores universales: honestidad,
responsabilidad, sinceridad, transparencia, lealtad, servicio, solidaridad, llevarlos en
el testimonio de vida. Ser capaces de dialogar, de conciliar, de resolver conflictos,
de acercarnos a quien se encuentre viviendo una situación de injusticia y
solidarizarnos con él; encontrar los caminos para evitar que se violen los derechos
humanos y para fomentar la grandeza y dignidad del ser humano.
Con la protesta de los 9 miembros del Comité Directivo, que firmamos el
Acuerdo para el establecimiento del Consejo Michoacano para la Paz y
Reconciliación, el 15 de septiembre de 2019 y de los nuevos 42 consejeros, que se
han sumado y protestado el pasado jueves, sumaremos esfuerzos para crear una
cultura de paz, mediante cuatro ejes de acción: 1. Centros de Escucha y Atención a
Víctimas; 2. Centros de Tratamiento de Adicciones; 3. Educación para generar una
Cultura de Paz; y, 4. Economía Social y Solidaria.
Este Consejo Michoacano para la Construcción de la Paz y Reconciliación
sigue teniendo como objeto generar, promover y difundir procesos que contribuyan
al derecho a la cultura de la paz, fomentar el diálogo y la colaboración entre las
dependencias y entidades gubernamentales y los diferentes actores sociales, para
el desarrollo conjunto de estrategias multidimensionales dadas por los diferentes
órganos y órdenes de gobierno, así como las iglesias y la sociedad civil.
Día Internacional contra la Explotación Sexual y el Tráfico de Mujeres, Niñas y
Niños
El próximo miércoles 23 de septiembre, conmemoramos el Día Internacional
contra la Explotación Sexual y el Tráfico de Mujeres, Niñas y Niños, en este día se
nos invita a eliminar esta práctica y a convertir su eliminación en una tarea que
convoque a la participación de gobiernos, sociedad civil, instituciones de todo tipo,
incluyendo las iglesias. Esta conmemoración nos permite nuevamente a todos
renovar la conciencia sobre las consecuencias de este crimen que afecta a todo el
mundo.
Los grupos delincuenciales captan a sus víctimas a través de anuncios
falsos, donde establecen prometedoras relaciones sociales o donde prometen
mejores condiciones de vida, pero acaban por vender a las víctimas para hacer
trabajos forzados. Las víctimas de estos delitos sufren condiciones
degradantes con privación de su libertad, violencia, abuso sexual, embarazos no
deseados, abortos inseguros y tratos crueles e inhumanos.
La explotación sexual y el tráfico de personas constituye un ultraje
vergonzoso a la dignidad humana y una grave violación de los derechos humanos
fundamentales. Ya el Concilio Vaticano II en Gaudium et Spes se había referido a
la esclavitud, la prostitución, la trata, así como las condiciones ignominiosas de
trabajo en las que los obreros son tratados como meros instrumentos de lucro, no
como personas libres y responsables, que son “oprobios que, al corromper la
civilización humana, deshonran más a quienes los practican que a quienes
padecen la injusticia y son totalmente contrarios al honor debido al Creador” (GS
27).
Estas situaciones son una afrenta a los valores fundamentales que todo ser
humano tiene y promueven y defienden todas las culturas y todos los pueblos,
valores arraigados en la misma naturaleza de la persona humana. El alarmante
aumento de la trata de seres humanos es uno de los problemas políticos, sociales y
económicos urgentes vinculados al proceso de globalización; representa una seria
amenaza a la seguridad de cada nación y es una cuestión de justicia internacional
urgente.
Por la intercesión de Nuestra Madre, María Santísima de la Salud, suplicamos al
Dios de la Vida nos conceda luz y fortaleza para servir con generosidad en la causa
de la dignidad ultrajada de tantas personas y ser sembradores de esperanza y de
paz.
En Cristo, nuestra paz
+ Carlos Garfias Merlos
Arzobispo de Morelia
Vicepresidente de la CEM
Vicepresidente del CIM
Presidente del CMCPR