Por Dra. Esperanza Ramírez Romero
Presidenta de Morelia Patrimonio de la Humanidad A. C.
Morelia, Michoacán, a 10 de octubre de 2020.- El conjunto escultórico que se encuentra al inicio de la arquería del monumental Acueducto, y que está conformado por Fray Antonio de San Miguel, el alarife, el maestro cantero y el peón, se encuentra en inminente peligro de desaparecer.
¿A dónde lo van a llevar?, a donde sea que lo lleven, estará fuera de contexto de la arquería que reconstruyó Fray Antonio de San Miguel, ya que se habían derrumbado varios arcos, propiciando con ello el desbasto de agua en la ciudad. Para realizar los trabajos de reconstrucción, él empleo mano de obra indígena, debido a que, a causa de la sequía, un gran número de indígenas habían migrado a la ciudad. Esta obra se llevó a cabo a finales del siglo XVIII, salvando así de sed a Valladolid, y del hambre a innumerables indígenas.
Aquellos tiempos se parecen a los que estamos viviendo en el presente, dos momentos históricos semejantes, sin embargo, ahora, unos añoramos a Fray Antonio de San Miguel y otros lo quieren desaparecer del contexto de su obra.
Este hecho me recordó a los campos de concentración nazis, principalmente al que más me impactó: Auschwitz, en Polonia, el cual fue incluido en el listado del Patrimonio Mundial por la UNESCO en el año de 1979, al igual que Morelia en 1991. Morelia por los valores excepcionales que posee el Centro Histórico y Auschwitz como testimonio histórico vergonzoso para la humanidad, teniendo como objetivo que la humanidad conozca este hecho y no se vuelva a repetir.
En el caso de este conjunto arquitectónico, es un homenaje para quien mandó realizar la obra, para quien la proyectó y para los constructores, ya que, con sus manos, la hicieron posible.
Honor, a quien honor merece…