Con este lema la Iglesia celebra mañana el DOMUND 2020. El Papa Francisco, en
su mensaje para esta Jornada, nos invita en este año, marcado por los sufrimientos y
desafíos causados por la pandemia del Covid-19, a recorrer este camino misionero de
toda la Iglesia y continuar a la luz de la Palabra que encontramos en el relato de la
vocación del profeta Isaías: «Aquí estoy, envíame» (Is 6,8). Esta llamada viene del
corazón de Dios, de su misericordia que interpela tanto a la Iglesia como a la humanidad
en la actual crisis mundial. “Al igual que a los discípulos del Evangelio, nos sorprendió
una tormenta inesperada y furiosa. Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma
barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios,
todos llamados a remar juntos, todos necesitados de confortarnos mutuamente. En esta
barca, estamos todos. También nosotros descubrimos que no podemos seguir cada uno
por nuestra cuenta, podremos seguir sólo juntos” (Meditación en la Plaza San Pietro, 27 marzo
2020).
Estamos realmente asustados, desorientados y atemorizados. El dolor, la
enfermedad y la muerte nos hacen experimentar nuestra fragilidad humana; pero al
mismo tiempo en todos surge la conciencia de que compartimos un fuerte deseo de vida
y de liberación del mal. En este contexto, la llamada a la misión, la invitación a salir de
nuestro interior con la relación profunda con Cristo nos impulsa fuera de nosotros mismos
con el amor de Dios en nosotros y por amor de Dios y del prójimo brota una oportunidad
para compartir, servir e interceder. La misión que Dios nos confía nos hace pasar del yo
temeroso y encerrado al yo reencontrado y renovado por el don de sí mismo. La
celebración de la Jornada Mundial de la Misión 2020 también significa reafirmar cómo la
oración, la reflexión y la ayuda material de sus ofrendas son oportunidades para participar
activamente en la misión de Jesús en su Iglesia. La caridad, que se expresa en la colecta
de las celebraciones litúrgicas de hoy, tiene como objetivo hacer frente a las necesidades
espirituales y materiales de los pueblos y las iglesias del mundo entero y para la salvación
de todos. Encomiendo a María Inmaculada de la Salud, patrona de nuestra Arquidiócesis,
modelo de evangelización humilde y alegre, esta Jornada Mundial de las Misiones 2020.
MICHOACÁN UNIDO POR EL HIMNO DE LA PAZ
Los Obispos de la Conferencia del Episcopado Mexicano, estamos profundamente
agradecidos con el Papa Francisco que, motivado por el ejemplo de San Francisco de
Asís e iluminado por la parábola del Buen Samaritano, nos ha regalado su 3ª Carta
Encíclica llamada Fratelli Tutti (Hermanos todos) donde trata dos de sus preocupaciones:
la fraternidad y la amistad social, valores esenciales para devolver la esperanza y el
impulso a una humanidad herida por la violencia y por la pandemia de Covid-19.
Como hemos dicho en nuestro Proyecto Global de Pastoral 2031+2033 hoy más que
nunca queremos anunciar y construir la dignidad humana (cfr. PGP 172) animados con
la palabra del Papa que nos llama a reconocer básica y esencialmente cuánto vale un
ser humano, cuánto vale una persona siempre y en cualquier circunstancia, teniendo en
cuenta que este respeto por la dignidad humana es un principio elemental de la vida
social que suele ser ignorado de distintas maneras, de tal modo que cuando no queda a
salvo, no hay futuro ni para la fraternidad ni para la sobrevivencia de la humanidad.
La Arquidiócesis de Morelia, gobierno estatal, gobiernos municipales, universidades,
organizaciones civiles y la sociedad en general, constituidos en el Consejo Michoacano
para la Construcción de la Paz y la Reconciliación, continuamos trabajando para construir
la paz y la esperanza, unidos por nuestro Estado de Michoacán.
Con la creación de este Consejo, estamos atendiendo el llamado que nos hace el
Papa Francisco en la nueva encíclica “Fratelli tutti”. La llamada a crear un ambiente de
cordialidad y amistad genera una cultura de paz, que promueva los valores universales:
honestidad, responsabilidad, sinceridad, transparencia, lealtad, servicio, solidaridad, para
convertirlos en testimonio de vida. Ser capaces de dialogar, de conciliar, de resolver
conflictos, de acercarnos a quien se encuentre viviendo una situación de injusticia y
solidarizarnos con él; encontrar los caminos para evitar que se violen los derechos
humanos y para fomentar la grandeza y dignidad del ser humano.
El Papa Francisco nos dice que podemos buscar juntos la verdad en el diálogo, en la
conversación reposada o en la discusión apasionada… Nos invita a la esperanza, que
«nos habla de una realidad que está enraizada en lo profundo del ser humano,
independientemente de las circunstancias concretas y los condicionamientos históricos
en que vive. Nos habla de una sed, de una aspiración, de un anhelo de plenitud, de vida
lograda, de un querer tocar lo grande, lo que llena el corazón y eleva el espíritu hacia
cosas grandes, como la verdad, la bondad y la belleza, la justicia y el amor. […] La
esperanza es audaz, sabe mirar más allá de la comodidad personal, de las pequeñas
seguridades y compensaciones que estrechan el horizonte, para abrirse a grandes
ideales que hacen la vida más bella y digna».
La Red juntos por Michoacán, como parte del Consejo Michoacano para la
Construcción de la Paz y la Reconciliación, presentamos el Himno por la paz, como una
iniciativa para llamar a la hermandad entre los michoacanos, a la unión, a la esperanza y
a comprometernos en construir la paz, sirviendo a los demás, uniendo nuestras manos,
uniendo nuestras fuerzas, con nuestra fe puesta en Dios (Himno por la paz).
En Cristo, nuestra paz
- Carlos Garfias Merlos
Arzobispo de Morelia
Vicepresidente de la CEM
Vicepresidente del CIM
Presidente del CMCPR
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