Mensaje de Año Nuevo 2023.
Al inicio del año 2023 les felicito y pido a Nuestra Madre Santa María que Jesús, nuestra paz, llene su corazón de alegría, amor, y paz.
Iniciemos este Año Nuevo con el propósito de ser constructores de paz en medio de nuestro mundo, de nuestra sociedad y de nuestras comunidades .Atendamos al llamado que hace el papa Francisco en su Mensaje de la Jornada Mundial de la Paz 2023: “Nadie puede salvarse solo .Recomenzar desde el COVID – 19 para trazar juntos comino de paz”
El COVID – 19 nos sumió en medio de la noche de la noche, desestabilizando nuestra vida ordinaria, trastornando nuestros planes y costumbre, perturbando la aparente tranquilidad incluso de las sociedades más privilegiadas, generando desorientación y sufrimiento, y causando la muerte de tanto hermanos y hermanos nuestro.
Junto a las manifestaciones físicas, el CODIV–19 provoco un malestar generalizado que calo en los corazones de muchas personas y familias, con secuelas a tener en cuenta, alimentadas por largos periodos de aislamiento y diversas restricciones de la libertad.
La pandemia toco la fibra sensible del tejido social y económico, sacando a relucir contracciones y desigualdades .Amenazo la seguridad laboral de muchos y agravo la sociedad cada vez más extendida en nuestras sociedades, y sobre todo la de los más débiles y la de los pobres.
Después de casi tres años ha llegado el momento de tomarnos un tiempo para cuestionarnos, aprender, crecer y dejarnos transformar – de forma personal y comunitaria –…delos momentos de crisis nunca sale igual: de ellos salimos mejores o peores.
Se puede decir que la mayor lección que nos deja en herencia el COVID – 19 es la conciencia de que todos nos necesitamos; de que nuestro mayor tesoro, aunque también él es más frágil, es la fraternidad humana, fundada en nuestra filiación divina común, y de que nadie puede salvarse solo. Por tanto, es urgente que busquemos y promovamos juntos los valores de universales que trazan el camino de esta fraternidad humana.
En nuestro acelerado mundo, muy a menudo los problemas generalizados de desequilibrio, injusticia, pobreza y marginación alimentan el malestar y los conflictos, y genera violencia e incluso guerras.
Si, por un lado, la pandemia sacó a relucir todo esto, por otro, hemos logrado hacer descubrimientos positivos: un beneficioso retorno a la humildad; una reducción de ciertas pretensiones consumistas; un renovado sentido de la solidaridad que nos anima a salir de nuestro egoísmo para abrirnos al sufrimiento de los demás y a sus necesidades; así como compromiso, en algunas casos verdaderamente heroico, de tantas personas que no escatimaron esfuerzos para que todos pudieran superar mejor el drama de la emergencia.
De esta experiencia ha surgido una conciencia más fuerte que invita a todos, pueblos y naciones, a volver a poner la palabra “juntos” en el centro. En efecto, es juntos en la fraternidad y la solidaridad, que podemos construir la paz, garantizar la justicia y superar los acontecimientos más dolorosos.
Dejemos caminar el corazón por la emergencia que hemos vivido, es decir, permitir que Dios transforme nuestros criterios habituales de interpretación del mundo y de la realidad a través de este momento histórico. Ya no podemos pensar solo en preservar el espacio de nuestros intereses personales o nacionales, sino que nos concibamos a la luz del bien común, con un sentido comunitario, es decir como un “nosotros” abierto a la fraternidad universal. No podemos buscar solo protegernos a nosotros mismos; es hora de que todos nos comprometamos con la sanación de nuestra sociedad y nuestro planeta, creando las bases para un mundo más justo y pacífico, que base involucre con seriedad en la búsqueda de un bien que sea verdaderamente común.
Para lograr esto y vivir mejor después de la emergencia del COVID-19, estamos llamados a afrontar los retos de nuestro mundo con responsabilidad y compasión, promoviendo acciones de paz para poner fin a los conflictos y guerras que siguen generando víctimas y pobreza.
Confió plenamente que en el nuevo año podamos caminar juntos, aprovechando lo que la historia puede enseñarnos. Al igual que el Papa Francisco, un llamado a los gobernantes y a cuantos tienen responsabilidades políticas y sociales, a los pastores y a los animadores de las comunidades eclesiásticas, como también a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, para que sigamos avanzando juntos con valentía y creatividad y encontraremos caminos de dialogo, de reconciliación y de paz para nuestra sociedad.
Como la iglesia peregrina en esta Arquidiócesis de Morelia, en este año 2022 encomendemos
a la Virgen María , Nuestra señora de la Salud, San Bernabé de Jesús y al Venerable Vasco de Quiroga para que juntos avancemos hacia el horizonte de esa paz durante mediante la fraternidad, el amor, el perdón, la reconciliación y la solidaridad. Que todo este Año 2023 sigamos siendo artesanos de paz.
Con mi oración, cariño y bendición, les felicito y pido al Señor para ustedes un año 2023 lleno de bendiciones.
En Cristo, nuestra Paz.
+CARLOS GARFIAS MERLO
Arzobispo de Morelia
Morelia Mich. a 1 de enero, solemnidad de Santa María Madre de Dios. Año del Señor 2023