Personajes ficticios, que no son ficticios y una república imaginaria, que no es imaginaria porque remonta a acontecimientos políticos vividos en los años ochenta en México que sacudió a los ciudadanos, a algunos más a algunos menos. Una novela satírica o una sátira novelada con personajes que pertenecen al mundo real y a los que todos los lectores, sin duda, identificarán con Nemesio y Venturina.
La novela psicoanaliza las acciones y los trasfondos de la controvertida personalidad del ínclito Nemesio, ex presidente de la fantástica república de Jauja. Nemesio resultó un Maquiavelo de siete suelas, no obstante padecer, según los estudios médicos a que fue sometido, graves problemas mentales y los sufridos jaujenses lo soportaron con estoica paciencia, respetuosos de sus leyes fundamentales durante los seis años de su aberrante mandato. El sexenio de Nemesio, por más beneficioso en lo económico que fuera para él, y sus allegados, resultó para Jauja y sus habitantes, harto patético dado que derivó en un amargo desprestigio a nivel global para toda la nación.

Arturo Hernández Tovar, un maestro del periodismo, consideró que la Casona del Teatro resultó el escenario indicado para la presentación del Extravío, libro al que auguró éxito, no solamente como novela sino, también, como obra teatral pues el autor, Antonio Hernández Rolón, describe el periodo gubernamental de Nemesio y su consorte, como una comedia, pero, a la vez, un toque dramático para un pueblo anhelante de un cambio.
Ese cambio no fue, solamente un verdadero fiasco, sino un doloroso episodio para la República de Jauja la que, a pesar de traiciones y saqueos, se mantiene enhiesta, nutrida por sus electores.
Panistas de convicción, como el doctor Morelos, estarían aplaudiendo que un cronista acucioso, como Antonio Hernández Rolón, entregue en su obra literaria una fotografía del mal gobierno de Nemesio y Venturina que, de asesora, pasó a consorte, verdadera ejecutora del poder y la que, en postreros días, aparecería en un centro comercial fi fi, jalando a su perrito Fox………Terrier de una fina correa

La novela El Extravío, aunque tarde –es menester señalar que El Extravío no se publicó en el momento previsto para que viera la luz porque lo evitaron personajes como Nemesio y Venturina-, llega en el momento preciso, como una alerta porque hoy, precisamente, hoy, hoy, ”la burra vuelve al trigo” en la obsesión de Venturina por sntarse en la silla grande, ahora reencarnada en una flor (en lengua originaria Xóchitl es flor) y es que esta, al igual que Nemesio, saltó al éxito como producto de los cazadores de DAVOS y otros organismos imperialistas que trabajan para mantener sometidos a los pueblos y poder saquearlos a sus anchas.
Tan entusiasmada anda la nueva abanderada, señaló Arturo Hernández Tovar que hasta ya promete acabar con el “hambre de sed”. Para bien de México la realidad ya es distinta y distante a la República de Jauja.

Ernesto Vargas Hernández, un joven que despega en la reseña literaria hizo un análisis de los personajes del Extravío, Nemesio y Venturina, describiendo sus conflictos, sus dilemas, con pasiones y desencuentros que los llevan más allá de su interés por el poder. E invita a sumergirse en la fascinante sátira política surgida de la pluma de Antonio Hernández Rolón, a sentir la intensidad de estas discusiones y a reflexionar sobre las complejidades que rodean el poder, las relaciones y las decisiones cruciales en el ámbito político.

Otro joven, Marcos Lenin Avellaneda Guillén, destaca que el autor sitúa en la República de Jauja en la que imperaban la corrupción, la impunidad, el amiguismo, el nepotismo, el poder mal ejercido “y no, no estoy describiendo a nuestro México”.
El autor adentra en la historia de Nemesio Bedolla un joven que, por azares del destino, deudas familiares y fracasos en todos sus proyectos, terminó ingresando a la política pues creía que con ello saldría de la pobreza y obtendría el poder a manos llenas y a todas horas, “aclaro, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia”.
Y así Nemesio pasó, de ser un chico de barrio que no creía en los partidos políticos, a diputado, gobernador y a ser el presidente de oposición que derrotaría al partido hegemónico que perduró por más de 70 años en el poder.

Y conoció a su consejera política, Venturina, que después se convertiría en su consorte y con esto el declive de Nemesio pues mientras ella creaba asociaciones civiles afines a su religión, él se encargó de beneficiar a sus amigos con contratos. Y su mandato lo terminó con gran desaprobación a causa de su red de corrupción, “los amigos de Nemesio”, y por las acusaciones de enriquecimiento ilícito.
Osvaldo Ruiz Ramírez, director general del Conalep, no se quedó atrás en el aparejamiento de la ficción con la realidad descritas en el texto de Toño Hernández Rolón, quien, desde su narrativa, similar a escritores que criticaron a dictadores y autócratas latinoamericanos, el Extravío envuelve en el realismo mágico.
Un asunto que llama la atención es que el autor no juzga al personaje, Nemesio, lo humaniza, es un hombre católico, de origen español, emprendedor, bueno para sacar la lana, “no vendió gelatinas, pero sí cocas” y la alusión a ese personaje también se asoma en una playa michoacana El Tamarindillo.

A ese personaje su madre le pide que, si no quiere trabajar, cuando menos se meta de político. Y ahí se describen movimientos políticos, la sucesión presidencial, que recuerdan los años ochenta y noventa en México, la corriente crítica, el Frente Democrático, la izquierda; y la derecha se asoma, en la novela, cuando al autor y la voz de trueno del candidato opositor, del norte que, invariablemente, es relacionado con Clouthier.

Es inevitable encontrar similitud de los personajes de la novela con seres de carne y hueso de la vida real que, para bien o para mal, cimbraron la vida política del país, y este libro, aunque lo deben leer todos, es esencialmente para los jóvenes para que estos conozcan los excesos del personaje, las locuras del emperador, cuando se da la alternancia en el poder en México. Señaló que el libro se cierra con el riesgo de retrocesos, como el de Argentina, la amenaza está presente, “afortunadamente yo creo que no se va a dar”.
El último en participar en la presentación de la novela fue el autor, Antonio Hernández Rolón, quien agradeció a Jaime Liera su disposición para estar en este momento, pero una enfermedad se lo impidió. Contó Toño que no encontraba un lugar para presentar la novela, pero su gran amigo, el actor, escritor Juan Carlos

Arvide le dijo “La Casona del Teatro” es tuya y, sí, ese emblemático sitio de Morelia fue el marco ideal para dar a conocer la novela.


Recordó a dos grandes amigos que se adelantaron en el camino, Héctor Nava, El Lobito, y a Marte. Los lectores, al interpretar el texto, de El Extravío se van a dar cuenta que el personaje puede ser de cualquier sexenio, partiendo de 1994 hasta 2018, porque todos ellos tuvieron mujeres muy bravas, mandonas, muy conductoras del país, pero inteligentes que superaron, con mucho, a sus esposos, esa es la realidad, ellas mandaban.
































