A cuatro años de su lamentable partida, el Templo de San José albergó a familiares y amigos de Rogelio Andrade Rosila que oraron por su eterno descanso en una misa oficiada por el padre Abraham Barrón Hernández quien calificó de conmovedor el que estén ahí acompañando en su dolor a Rogelio Andrade Vargas por la pérdida de su hijo.

Ahí el padre Abraham Barrón Hernández comentó que con la eucaristía se presenta a Dios la esperanza de que Rogelio esté gozando de su presencia.
A él, personalmente, dijo, le conmueve y le llama la atención la presencia de amigos y familiares, primero, porque se celebra un acto de fe delante de Dios, con una intención muy especial, porque en nuestra memoria, en nuestra historia personal tenemos presente la vida de

Rogelio, no obstante, los años que han pasado desde el día de su partida.
Conmueve, añadió, el poder congregarnos y esto hace un signo de esperanza que al mismo tiempo se convierte en un testimonio de fe de

Aquél que nos ha hecho participar del Bautismo y que a la vez nos hace partícipes de la resurrección.
El mismo Cristo se representa en cada uno de los bautizados y hoy podemos dar testimonio de que está representado en la persona de Rogelio.
Hoy, con la fe, estamos congregados por el afecto, el cariño hacia su familia, principalmente a su papá que ha estado padeciendo el dolor por la pérdida de su hijo. Somos, agregó, una Iglesia suplicante y hoy suplicamos por el eterno descanso de Rogelio.

Así, compañeros y amigos de Rogelio Andrade Rosila se unieron en oración por su eterno descanso y acompañaron a Rogelio Andrade Vargas, Lupita Rosila y Sebastián, padre, madre y hermano en el cuarto aniversario luctuoso de Rogelio Andrade Rosila.







































