– Un equipo internacional de astrónomas y astrónomos estudió la luz en rayos X que proviene de una estrella enana blanca, encontrando que tiene un objeto compañero sumamente cercano, probablemente un planeta, que está siendo desgarrado por la interacción con su estrella.
“Este objeto compañero está sólo a unos 900,000 km de distancia de la enana blanca, unas 65 veces más cerca que la distancia media de Mercurio del Sol”, dijo el Dr. Jesús Toalá del Instituto de Radioastronomía y Astrofísica de la UNAM, Campus Morelia, quien co-lideró este estudio. “Este objeto está siendo intensamente irradiado con calor”, agregó.
Una estrella similar al Sol convierte hidrógeno en helio en su centro, produciendo luz y manteniéndola estable. Después comienza a convertir helio en elementos más pesados como el carbón, que se acumulan en su núcleo. Cuando se ha acumulado suficiente carbón, sus capas exteriores se expanden y enfrían hasta que se pierden en el medio interestelar, dejando descubierto el núcleo de carbón.
Este núcleo ahora expuesto es lo que se conoce como una enana blanca, que emite luz en rayos X porque su temperatura superficial es inicialmente muy alta. Sin embargo, el equipo de investigación en este estudio observó tres enanas blancas con emisión de rayos X de alta energía, que no puede explicarse solamente con la temperatura de la estrella.
El equipo observó una de ellas, llamada KPD 0005+5106, por unas 13 horas, encontrando que la emisión de rayos X de alta energía aumentaba y disminuía de brillo cíclicamente cada 4.7 h, un signo de que esta estrella tiene un objeto compañero. Esto sucede porque la enana blanca le “roba” material a su compañero, desgarrándolo lentamente. Este material cae hacia la estrella, produciendo un punto caliente en su superficie que emite los rayos X de alta energía. Cada vez que el compañero da una vuelta alrededor de la estrella, vemos que aumenta el brillo de rayos X de alta energía.
“No sabíamos que esta enana blanca tuviera un compañero antes de observarla en rayos X”, dijo You-Hua Chu, profesora del Instituto de Astronomía y Astrofísica de la Academia Sinica (ASIAA) en Taiwan, quien lideró el estudio. “Habíamos buscado un compañero observando en luz visible pero no habíamos visto nada, por lo que el compañero debe ser una estrella pequeña y poco luminosa, una enana marrón (una ‘estrella fallida’) o un planeta gigante”.