La mística celebración de Noche de Muertos en sus comunidades y la cabecera municipal, en las que la cosmovisión de la raza purépecha y su veneración, respeto y amor hacia quienes se adelantaron en el camino es una comunión de vida y muerte, de muerte y vida.
Y son los camposantos los escenarios para ese acercamiento entre vida y muerte, muerte y vida, un binomio indivisible.
Las tumbas lucen espectaculares adornadas con flores de Cempasúchil y su característico color amarillo.

Y, por supuesto, ahí está la comida, la bebida y objetos preferidos del ser amado con el que se va a convivir en la mágica celebración de Noche de Muertos; una noche en la que el ser querido regresa del más allá para visitar a quienes aún están aquí, en el mundo terrenal.
Los elementos que conforman un altar tienen su significado; el agua, simboliza la fuente de la vida que se ofrece a las almas para calmar su sed; la flama de ilumina el camino para que los difuntos encuentren su antigua casa terrenal; el petate ofrece descanso.
En Pátzcuaro, en su majestuosa plaza Vasco de Quiroga, un monumental altar con cuatro arcos que representan cada una de las regiones purépechas -La Cañada de los Once Pueblos, La Meseta, La Lacustre y La Ciénega- adornados con ofrendas que cada una de esas zonas trae a Don Vasco de Quiroga y ahí está la batea de Peribán, cera escapada de Santa Fe de la Laguna, bordado de

San Juan Nuevo, Huanengo de Tarecuato y el Rebozo Ceremonial de Ahuiran. Y hablar de Don Vasco es referirse a su legado en instituciones y oficios que los purépechas han mantenido y de sus mágicas manos surgen bellas obras de arte en tejedores, alfareros, carpinteros y cobreros, entre otros, y que decir de la gastronomía que, junto con las artesanías, han merecido reconocimiento mundial.
En Pátzcuaro surgió el Real y Primitivo Colegio de San Nicolás, la hermosa plaza Vasco de Quiroga, construcciones coloniales, el Templo del Sagrario, la Iglesia de la Compañía -hoy Casa de la Cultura-, la Basílica de Nuestra Señora de la Salud o la Casa de los 11 patios.

En el año 2003 la UNESCO nombró a la celebración de la Noche de Muertos como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad y esa tradición está muy bien representada por Pátzcuaro y sus comunidades, de tal manera que la historia, la típica y bella arquitectura, las tradiciones, la cultura, y el legado del ilustre Vasco de Quiroga son factores que pueden hacer que Pátzcuaro dé el paso de Pueblo Mágico a Ciudad Patrimonio de la Humanidad.