La mujer michoacana y mexicana es de una importancia excepcional en cualquier aspecto de la vida: sea como jefa de familia, como líder en los procesos y movimientos sociales, como mayoría en el mapa electoral y como pieza clave en el mercado laboral.
Sin embargo, pese a su importancia histórica y social, no siempre damos a la mujer el valor que le corresponde ni le brindamos el reconocimiento que en justicia merece.
Por un lado, son los genes de la sociedad patriarcal los que impiden el pleno reconocimiento de los derechos y la importancia de la mujer.
Por otro, son el peso de la cultura y el machismo lo que impide la correcta valoración de la mujer, porque como bien afirmó Gabriel García Márquez, “el machismo se mama”, y con frecuencia obstaculiza el crecimiento y desarrollo de las mujeres.
Pero a pesar de los frenos y obstáculos que encuentra en su camino, la mujer tiene soportes espirituales que la crecen en el castigo, es musa y hada para el amor, pero es guerrera para el reto y el desafío y no se vence cuando un obstáculo es para ella oportunidad de probar su fuerza.
Dijo el poeta alemán, Rainer María Rilke, que “todo ángel es terrible”. Y tenía razón, porque seres y personajes de muy encontradas naturalezas forman el ser y el corazón de una mujer.
En el mapa estadístico de nuestra población, las mujeres son mayoría.
En la Lista Nominal de Electores, las mujeres son más de la mitad de los votantes potenciales en una elección.
Y en cuanto a la inteligencia emocional que mueve al mundo, las mujeres son la llave maestra que mueve y orienta la voluntad del hombre.
Sin embargo, pese a todo lo que son y significan, las mujeres padecen olvido familiar y marginación laboral, son pieza menor en la economía del consumo y, por sólo dar un dato, han sido el personal de vanguardia que ha hecho frente a la pandemia que azota a la humanidad y, sin embargo, de los casi 2 millones que perdieron su trabajo en la pandemia, el 84 por ciento son mujeres según INEGI.
Por todo esto, es necesario desplegar políticas públicas que reconozcan la dignidad y los derechos de la mujer, y que hagan de ella la llave maestra de una sociedad emprendedora y exitosa.
Cuando muera la noche y las semillas del amanecer dibujen las manos del día, en ese momento el mundo será un todo iluminado…
Y este, Julio, amigas y amigos que nos escuchan, sería mi comentario de esta tarde-noche de jueves.
Muchas gracias.